miércoles, 28 de septiembre de 2011

Bebés: La Famosa Angustia del Octavo Mes o Angustia de Separación


De repente, nos encontramos con que el bebé llora desconsoladamente durante el día, sin motivo aparente. O que, venía durmiendo más o menos bien, y comienza a despertarse mucho más a la noche, y se calma automáticamente con la presencia de la mamá. También ante personas algo conocidas o extrañas, comienza un llanto desesperado que no se lo puede calmar, cuando antes le sonreía a todos.
Fue Spitz quien la nombra “Angustia del Octavo Mes”, pero en todas las teorías hay alguna referencia sobre este periodo tan importante. En Psicoanálisis, Lacan ubica el periodo del espejo, momento en el cual es bebé comienza a percibirse como una persona, con una imagen completa de sí mismo; Winnicot sitúa los fenómenos u objetos transicionales; Freud se detuvo en la manera de elaborar la separación con la madre, mediante el juego del “Fort Da” (cuando los nenes tiran los juguetes y esto los divierte mucho). En la Teoría de Psicología Genetica, para Piaget tiene que ver con que se empieza a construir la noción de conservación del objeto.
Básicamente es el momento que el niño desde el punto de vista de la inteligencia comienza a tener cierta noción de objeto permanente, pero no está todavía totalmente constituida. Es decir, que hasta ese momento, cuando los objetos desaparecen de su vista, dejan de existir. No los tiene presentes. Pero a medida que va madurando, comienza a regir la noción que el objeto existe por fuera de la propia persona. Sin embargo,  todavía no puede pensar o anticipar qué pasa con los objetos que no están presentes.  
Desde el punto de vista emocional, el bebé se empieza a dar cuanta que la madre no es parte de sí mismo, que tiene una independencia. No es que aparece cada vez que se la desea. Y si puede no estar, puede no volver. Por lo tanto, esto genera mucha angustia. Esa “cosa” llamada mamá que tanto quiere y necesita puede desaparecer y no volver. Cuando no está presente, no sabe qué le paso a la mamá. Es por eso que empieza una etapa en que se vuelven más “mameros”, que lloran cuando la mamá se va (y antes no pasaba), o cuando ven a un extraño que les recuerda que no es la mamá.
Se llama del Octavo Mes porque Spitz quien hizo sus observaciones en 1965.  Pero en general comienza antes, a muchos bebés a los 6 meses ya se le notan algunos signos. Puede durar semanas. Pero también puede pasar desapercibido.

Lo que hay que recordar:
  • Es una etapa normal, y necesaria (aunque no se note, el bebé puede haber pasado por esto) para el desarrollo psicológico del bebé.
  • No hay que angustiarse por demás. Esto solo va a incrementar la angustia del hijo.
  • Hay que respetarlo, si no quiere ir con alguien que no conoce, no obligarlo. Dejar que se vaya soltando frente a los demás, darle un poco de tiempo. Decirles a los familiares o amigos que no lo tomen a mal.
  • Estar dispuesta a “estar” más en esta etapa, abrazarlo, darle seguridad, no se lo va a malcriar por hacerle un poco  más de upa en esta etapa. Pero también es bueno, si es que la mama no trabaja, que pueda dejarlo cada tanto con otra persona.
  • Aunque las despedidas sean más “ruidosas” saludarlo cuando la mamá se va y decirle que se va a trabajar (o lo que sea) y que va a volver. Tratar de hacerlo con buen humor, jugando, con una sonrisa. Un juego posible es salir y volver a aparecer por la puerta con una sonrisa, volver hacerlo hasta un total de 3 veces. No más. Y avisar cuando es la última. Muchas veces parece más simple “escaparse” mientras no se da cuenta o duerme, pero esto aumenta la angustia que la mamá puede desaparecer en cualquier momento ya que confirma sus miedos.
  • Favorecer los juegos que ayudan a elaborar esta etapa, los famosos “Aca toy.No toy”, escondiéndose con las manos o con una manta, dejar que el bebé sea quien se esconde.
  • Favorecer un muñeco favorito o mantita, lo que sería unobjeto o fenómeno transicional.
Lic. Lorena Luz Estevez
Foto: 
http://www.flickr.com/martinpedros

martes, 20 de septiembre de 2011

El malestar del día a día


Las corridas, la tele, la compu, el colegio, la facu o el trabajo, las cuentas, los horarios… y pasan los días… y siguen pasando. Uno no se da cuenta y las cosas se van dejando pasar… 

Hasta que aparece algo que conmueve, que estremece y ya nada vuelve a ser igual. Una pérdida, un cambio en la vida –aunque sea un cambio positivo-, alguna pelea que se vuelve insoportable. Y uno se encuentra parado, sin poder moverse, sin saber qué hacer. Se intentan respuestas, caminos, salidas, pero sin resultados. 

O puede ocurrir que no hay algo específico que aturde, sino que es el mismo malestar que va aumentando cada vez más y casi sin que uno se dé cuenta, se vuelve insoportable: un ritual -que si no se hace- aparece una angustia desconsoladora, un malestar que se manifiesta en el humor y la gente se aleja, una sensación de que nada tiene sentido, el ¨¿Para qué hacer las cosas (estudiar, trabajar)?¨, el repetir siempre lo mismo esperando resultados diferentes, o cuando los límites se dejaron de establecer con los chicos (y no tan chicos) y la situación llega a estar descontrolada. 

Uno no se detiene mucho a pensar… el estar metidos dentro de una sociedad, una cultura que nos da muchas cosas, pero por la cual tenemos que ceder. Esto es así desde el principio: cuando una criatura nace, solo le importa su satisfacción: estar alimentado, abrigado, cuidado. Pronto se da cuenta que esto es gracias a los padres. Y cede para no perderlos, cuando le piden que haga caso, que controle esfínteres, cuando imponen tiempos. Los padres le están dando un marco para incluirlo en la cultura, pero para el niño, se vive como una declinación de su satisfacción por un bien mejor. Y a medida que crece, van apareciendo más códigos que respetar, más horarios, más obligaciones (el colegio, estudiar, elegir una opción vocacional, más tarde trabajar). ¿Qué pasa cuando ante eso que piden los padres y la cultura es mucho para una persona, para un sujeto en particular? ¿Cuándo lo que el pequeño escucha se vuelve absoluto, es todo o nada? ¿Qué pasa cuando ese pequeño crece, es un adulto y encuentra que fue dejando pasar muchas cosas, muchas partes de su ser para encajar, para ser parte? 

La angustia surge y de distintas maneras: como miedos, inhibiciones, síntomas, enfermedades. Es uno mismo quien tiene que buscar la forma de pertenecer a una cultura sin que signifique ceder lo autentico de cada uno. 

Cuando no hay un equilibrio entre lo que uno desea y lo que siente que es demandado, cuando hay dificultades para pertenecer sin sentir un abrumador malestar, se tiene que buscar un tiempo y un espacio para ubicarse. A veces, ese tiempo y espacio se da con un profesional que está dispuesto a escuchar. 



Lic. Lorena Estevez

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Crianza y Psicología según Winnicott

Uno de mis autores favoritos para pensar los primeros tiempos de la infancia es Winnicott. Era un pediatra inglés, trabajo en hospitales y durante la guerra con niños y adolescentes que debieron ser reubicados,. Se centró mucho en la observación de la relación madre-bebé. Si bien su práctica tiene fundamentos psicoanalíticos, Winnicott crea una clínica muy propia que sin romper con el psicoanálisis es muy particular.

Hay algunos conceptos fundamentales de su obra que me interesa compartir. Empecemos con "madre suficientemente buena":

En los primeros tiempos, apenas nace el bebe, la criatura necesita que sus necesidades básicas (alimento, abrigo) sean satisfechas completamente. La madre -o la persona que encarne la función materna- tratará que estas necesidades sean satisfechas lo mejor posible. En un inicio hay una especie de ilusión en donde el bebé siente que todo es mágico, que tiene todo lo que necesita (como cuando estaba en el vientre materno), como si él mismo estuviera “creando” su alimento cuando tiene hambre, o el abrigo cuando siente frío. Pero esto no es más que una ilusión, porque es imposible ser perfecto. Una madre no puede estar a disposición total de la criatura el 100% del tiempo. No podría sobrevivir. Pero además es necesario que esto así sea. Y en esto justamente radica el ser suficientemente buena.

Que el bebé sea suficientemente alimentado, abrigado, alzado, amado, mirado... pero no totalmente. En un punto la mamá tiene que fallar, para permitirle al niño "ser". De lo contrario, sería patológico, un excesivo apego. En ese principio que mencionaba, el bebé no se diferencia a él mismo de la mama, hay una ilusión de unidad. A medida que va madurando, si la mamá es suficientemente buena, empieza a notarse la falla. Esta “desilusión” gradual le va permitiendo ir diferenciando un yo de un no yo. Es decir, procesar que hay una persona diferente y que él mismo es una persona. Diferenciar que hay una madre, le permite diferenciarse a él mismo para poder ser. Le permite a la criatura ir desarrollando un “Yo verdadero”. A su vez, esa parte que queda sin ser satisfecha por la madre es la motivación que tiene la criatura para empezar a descubrir el mundo.

Unido a esta noción, Winnicott teoriza sobre lo que muchas abuelas conocen. Esa “mantita”, “osito” tan querida que algunos niños poseen. Son objetos especiales, únicos, que los calman, con los que se duermen, que no pueden ser reemplazados (si se los lava, terror, ya dejan de ser ese objeto tan preciado). Él los llama “objetos transicionales”. También describe que a veces no son objetos sino situaciones, mejor dicho, “fenómenos transicionales” como tocarse el pelo, tocarse la nariz, las orejas. Acciones con las que se tranquilizan, se duermen. Constituyen objetos o espacios que son un intermedio entre la mamá y él mismo, son prolongaciones de ambos y a la vez no se trata ni del bebé ni de la mamá. Parece contradictorio, pero en parte no son internos del bebé, pero tampoco son externos. Es como el juego, y justamente de esto después deriva el juego. Piensen en niños de 3, 4 o más años jugando. El juego no está “adentro de ellos”, pero tampoco está por fuera. Esta creación de un lugar intermedio le va permitiendo al niño diferenciarse de la madre y crear un mundo interno, una subjetividad. De ahí también radica la importancia del juego en la niñez. Es por esto que hoy en día tanto se insiste en el juego como medio no solo para el placer, sino de aprender, de ser parte, es la manera de que cada uno tiene crear y ser.
Lic. Lorena Estevez

sábado, 3 de septiembre de 2011

Angustia: Miedos, Fobias y Ataques de Pánico

El miedo, como instinto, debería poner en alerta, aumentar la capacidad de defenderse, en la naturaleza la respuesta sería la de huir o atacar. Es distinto cuando el miedo incapacita, inhibe. Perseguir a los hijos para que nada les pase, dejar de salir "por las dudas", el vivir permanentemente preocupado, con ansiedad, en estado de alerta, de manera exagerada, inclusive pudiendo tener problemas de concentración o para dormir… todo esto ya es patológico. En psiquiatría se diagnostica como Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Cuando el miedo se enlaza a un objeto específico se la pasa a llamar Fobia: claustrofobia, agarofobia (fobia a los lugares públicos), rupofobia (a la suciedad), zoofobias (a los animales), a volar, etc.Hay veces que la angustia va más allá. No solo inhibe, sino que se transforma en un estado generalizado agudo y profundo. En todo momento hay una sensación de malestar, pero ocurriendo picos de gran ansiedad: súbitamente se siente atemorizado, de forma abrupta, es una sensación que invade a la persona. Pueden aparecer sensaciones corporales como palpitaciones, sensación de presión alta, sudoración, dificultad respiratoria, nauseas, vómitos. También tienen un correlato psicológico: sensación de irrealidad y desconocimiento, sensación de volverse loco o de morirse. En este caso la psiquiatría lo diagnóstica como ataques de pánico.

En todos estos casos, la psiquiatría ubica los síntomas, pone un nombre de enfermedad y de acuerdo a eso, el médico indica la medicación. Esto puede calmar los síntomas. Hay veces que esto no es suficiente.

El ser humano no solo es cuerpo fisiológico, y la psicología tiene para decir sobre estos fenómenos. Todas las situaciones mencionadas tienen en común un desarrollo de angustia importante en la persona que padece, que se encuentra solo frente al desamparo. La angustia es el miedo pero sin causa aparente, no se sabe a qué se le teme, ni que causa y desencadena este malestar. El miedo se siente, cuando frente a una situación de peligro, se hace una evaluación de la situación y los recursos propios resultan insuficientes. Esto resulta traumático. Entonces, la angustia, ataque de pánico, ansiedad ¿ante qué sensación de desvalimiento suceden? ¿Cuáles son los recursos que no alcanzan, o que al menos se deberían tener? Evitar solo hace que estos “episodios” o malestares se fijen aún más.

Esa “evaluación” negativa se la puede entender como resultado de postulados (creencias) erróneos aprendidos que funcionan de manera automática, y la terapia apunta a “desentrenar” estos patrones de comportamiento. Muchas veces, hay cosas que nos inculcaron desde chicos y hay que revisarlas. Pero hay veces que esto no es suficiente.

Cuando además hay enraizados conflictos profundos ajenos a la conciencia, es necesario meterse con la singularidad de aquel que está sufriendo y de cómo -ya sea- los postulados, las frases aprendidas, las experiencias sufridas, los traumas o las idas de la vida, afectan de una manera muy particular y singular a la persona que padece. Es por medio de la relación con un terapeuta dispuesto a ayudar y escuchar, que tienen que decirse con palabras lo que aflora en el cuerpo.

El cuerpo hace sede de toda la angustia que no se entiende. Tratar de ubicar algo del sujeto es una manera para que lo que le está pasando, pase pero por otro lugar, de otra manera. Es la persona quien tiene que desentrañar que es lo que no puede enfrentar y, en caso de ser necesario, reorganizar, aumentar, mejorar sus recursos disponibles.


Lic. Lorena Estevez

jueves, 1 de septiembre de 2011

Entrevistas Laborales: Consejos para pensar las Competencias

Hoy en día, en recursos humanos, especialmente en el área de selección se trabaja el concepto de “competencias”. Una competencia es “una capacidad efectiva para llevar acabo exitosamente una actividad laboral plenamente identificada” (OIT)

Básicamente son las características deseables en el empleado en un puesto determinado. Para esto se arma el perfil. Este perfil se compone tanto de lo que se necesita para cumplir el rol, sino que también de las características para encajar en la empresa particular que está contratando como así en el grupo al que va a pertenecer, ya sean los pares , superiores y colaboradores. En un representante comercial se buscaran ciertas competencias, pero habría algunas diferencias si se trata de una pyme o de una multinacional. Pero, incluso, aunque se trate de dos empresas similares, pueden realizarse perfiles diferentes, si por ejemplo, los jefes al que deban reportar tienen estilos diferentes. No es lo mismo estar bajo un jefe que no supervisa y te deja librado a tu parecer, que ante uno que no deja que se le escape nada.

Ejemplos de competencias más “comunes”: pensamiento analítico, pensamiento sintético, organización, planificación, trabajo en equipo, liderazgo, orientación al cliente, orientación a resultados, persuasión, iniciativa o proactividad, autocontrol, identificación con la empresa. 

Lo primero que hay que hacer es detenerse a pensar cuáles son nuestras competencias. En qué somos buenos y en que no tanto. Algunas personas no son muy objetivas haciendo una evaluación de ellas mismas. Por eso la mejor manera, es pensar situaciones específicas en las cuales las cosas nos salen bien y en las que no nos sentimos tan cómodos.

Para poder hacer esto, es bueno leer bien los anuncios de empleos. Uno se va familiarizando con los requisitos que piden y así ir cotejándolos con las herramientas propias. En los anuncios por internet que suelen ser extensos (a comparación de un aviso clasificado) suelen ser muy específicos a la hora de poner requisitos.

Un buen ejercicio: para cada requisito que el puesto solicite pensar diferentes situaciones de la propia experiencia que demuestren que uno tiene esa habilidad.
Por ejemplo, el anuncio pide una personalidad “proactiva”.
Una secretaria puede contar “trabajé con un gerente que era muy desorganizado, así que planee un sistema para recordarle sus compromisos y una forma fácil y rápida de organizar sus archivos y documentación” “Implementé  una manera de filtrar los llamados para las distintas áreas y no se perdieran, aumentando la satisfacción de los clientes”
Un comercial podrá contar que “Una vez entré a una empresa que recién comenzaba, así que armé un archivo dinámico enviándolo por mail en forma sistemática, publiqué en varias páginas de avisos en internet… fui armando una estrategia publicitaria on-line”
Un gerente comentará como “cuando asumí el puesto de mi actual trabajo, había un descontento generalizado de los colaboradores, por lo tanto, implementé un sistema de recompensas y premios, de manera que no solo se recompuso el ánimo de los trabajadores, sino que se genero un excelente clima de trabajo grupal que influyo en el aumento de producción”

La clave es pensar situaciones concretas y poder contar que es lo que uno hizo puntualmente, cuál era el problema a encarar, que fue lo que uno llevo a cabo específicamente y cuáles fueron los resultados. Si no tenés experiencia laboral, no importa. Podés recurrir a situaciones como estudiante, o de hobbies y deportes.   

Todo esto previo a la entrevista. La idea es ensayar, ubicar las situaciones, tener una idea de que decir. Pero no ir con un discurso aprendido de memoria. Si uno va con un discurso aprendido, escupe lo que se memorizó, sin responder realmente las preguntas del entrevistador. En el momento de la entrevista, uno tiene que dejarse llevar y mostrarse tal cual es.

Lic. Lorena Estevez

lunes, 29 de agosto de 2011

Límites II: “Mi hijo no acepta los límites”… o “¿Será que se nos hace difícil poner límites a nuestros hijos?”


Cuantas veces pensamos “este chico no acepta los límites”. Y sí es verdad que hay niños que tienen una personalidad  difícil, por decirlo de una manera. También es verdad que hay edades que se ponen más difíciles, que es cuando están poniendo a prueba su autonomía e independencia. Por otro lado, hay momentos que también son “normales” o esperables ciertas rebeldías, como por ejemplo cuando se pasa por un período emocionalmente complicado, como la separación de los padres, un duelo, una mudanza, etc.

Pero la verdad es que la responsabilidad de que un chico acepte un límite recae sobre los padres. Por más injusto que parezca. No nos olvidemos que hay por definición una asimetría entre padres e hijos. Entonces, ¿será que un niño no acepta los límites o que a los padres nos cuesta un poco? ¿Qué le pasa a un padre cuando tiene que decir “NO”? ¿Qué le pasa a un padre cuando se le hace difícil sostener ese ´no´?

¿Confianza en el límite? Cuando uno es quien no tiene la seguridad y la confianza de lo que se quiere transmitir,  al niño le llega confusión y responde haciendo cualquier cosa. Entonces, primero, ubicar esas cosas de las cuales no se está “tan” seguro. Pensar en las consecuencias y si se está dispuestos a lidiar con ellas, porque en definitiva son los padres los que después deberán vérselas en estas situaciones. Es cuestión de los padres si quieren “transgredir” ciertas reglas, sabiendo que después tendrán resistencia para cumplirlas.  

¿Desacuerdo entre los cuidadores? Muchas veces un niño no hace caso cuando los límites no se respetan de igual manera con los diferentes cuidadores. Se da principalmente -aunque no únicamente- cuando los padres están separados o cuando hay abuelas que además de ser abuelas cumplen el rol de cuidadores. Al niño le llegan mensajes cruzados. Acá el problema no es de mal comportamiento del niño sino de comunicación y entendimiento entre los cuidadores.

¿Cansancio? Uno llego de trabajar todo el día, cocina, se ocupa de la casa, está un rato con los chicos y hay que renegar. Los chicos ponen a prueba, ellos intentan traspasar y si lo logran, siguen haciéndolo. Entonces se afloja. Otra vez: depende de cada uno de lidiar con las consecuencias. Saber que cuanto más se afloje hoy, más habrá que renegar mañana. Saber también que uno está educando: hoy costará más, pero se están inculcando hábitos con los cuales todo se irá haciendo más fácil. Sí, ser padres es un trabajo. Esa ´frase hecha´ cobra realidad, ¿no?

¿Culpa? La vorágine de hoy en día nos hace pasar mucho tiempo fuera de casa, ni hablar de padres separados que no ven a sus hijos todos los días. Entonces el poco tiempo que se comparte, se lo quiere pasar de la mejor manera. Tener que estar retando, ser firmes, ir en contra de los ´deseos´ de nuestros hijos: se transforman en cosas que parecieran atentar contra una buena relación. Pareciera, pero no. Los límites tranquilizan, organizan, dan herramientas para manejarse, permiten compartir.  ¿Cuál es el modelo que queremos transmitirles? Sí, hay que disfrutar el momento pero… ¿a toda costa? ¿Qué conviene privilegiar?

¿Miedo? Primo hermano del anterior… el poco tiempo que se pasa con los hijos… y el no querer ser el malo de la película. ¿Quién quiere ser el que siempre esta retando? Ahora, ¿siempre se está retando? O es cuestión de poner límites y valorar los buenos momentos. ¿Se trata del amor propio, de convertirse el “mejor padre”? ¿Cuál es la idea que uno tiene de ser el mejor padre? Ojo, no me refiero a la idea consensuada que todos dicen de la boca para afuera. Sino de esas cosas que internamente nos hacen sentir buenos padres. Y que muchas veces tiene que ver con lo que nuestros hijos ven en nosotros.

¿Enojo? ¿Se dieron cuenta que cuanto más uno se enoja, menos caso hacen? Desde el enojo, nada se va a lograr. Primero si uno está enojado (o cansado), se enoja por cualquier cosa. Entonces no es que no aceptan los límites sino que uno le pone límite a todo. El enojo vuelve todo absoluto e imposible. Y eso los chicos, no lo entienden y los angustia. Si uno está enojado, no es buen momento para enseñar un límite. Entonces, conocer las limitaciones propias.

¿Se los escuchar lo suficiente?. Muchas veces los chicos transgreden cuando quieren transmitir algo, cuando están angustiados, cuando algo les molesta, o simplemente están aburridos. Si se está portando mal ¿habrá algo que no estamos viendo?

(Nota: Las anteriores son situaciones comunes por las que pasan los padres cuando se les complica poner límites, pero no son las únicas.)

Lic. Lorena Estevez

sábado, 27 de agosto de 2011

¿Para qué es un Psicotécnico o Psicodiagnóstico?

La mayoría de las personas conoce los psicotécnicos por esas pruebas “pesadas” que se deben hacer antes de entrar a un trabajo. También la mayoría de las personas piensa que ese psicotécnico es un examen a aprobar o no.
La verdad es que los psicotécnicos o más específicamente los procesos psicodiagnósticos también se dan en el área clínica, forense, educacional y en orientación vocacional.

En sí el psicodiagnóstico es un proceso por el cual se busca conocer lo más a fondo posible la personalidad de un sujeto, sus características principales, sus formas de reaccionar frente a diferentes situaciones, que recursos tiene (ya sean intelectuales o emocionales), etc. Y esto se hace mediante entrevistas y los famosos “test”.

En el área clínica, en general, se hace para determinar si es necesario una terapia, para realizar un diagnostico diferencia de una patología, para presentar un informe o un certificado. Cabe aclarar, que cuando alguien está decidido a realizar una terapia, no siempre el psicólogo va a realizar un psicodiagnóstico por medio de pruebas. Esto dependerá de la modalidad de trabajo que el profesional tenga.

En el área educacional, en general es cuando el colegio lo solicita para determinar las causas cuando hay problema de aprendizaje, de socialización o adaptación al medio escolar. Se puede determinar si los problemas se deben a una dificultad de aprendizaje y lo conveniente es el trabajo con una psicopedagoga, si hay sospecha de algún tipo de trastorno orgánico, o si hay problemas emocionales.

En el área forense, se hace tanto para determinar si hay daño psíquico (por ejemplo, si se hace un juicio luego de un accidente y se reclama un daño psíquico por estrés post traumático) y también se realizan en situaciones para evaluar riesgo y también en litigios por abuso, patria potestad, etc.

En el área laboral, son útiles tanto para el ingreso de candidatos como para evaluar ascensos, promociones, cambios de puesto. En este sentido, el psicotécnico no es una instancia que sirve solo para indicar si una persona es apta o no para ese puesto. Es mucho más rico: se toma de partida un perfil que se define de acuerdo con las necesidades de la empresa. Éste se coteja con las características del candidato y así se pueden corroborar sus fortalezas como sus puntos más débiles. A partir de la evaluación, el psicólogo puede sugerir las condiciones con las cuales el trabajador puede llegar a desplegar su máximo potencial. También pueden conocerse como minimizar esas debilidades.

Uno de los riesgos del psicodiagnóstico es que a veces no son entendidos y se usa lo que un informe dice y se toma como definitivo. Es decir, se rotula. Lo que no hay que olvidarse es que las personas somos sujetos dinámicos. Las situaciones, las diferentes crisis nos hacen crecer y cambiar. Si bien hay partes de la personalidad más estables, cada informe se debe leer y entender que es realizado en un momento particular y para un determinado fin.

De esta manera, no se trata de aprobar o no el psicotécnico, ya que este no se puede desaprobar porque da cuenta de la singularidad de esa persona.

Lic. Lorena Estevez




jueves, 25 de agosto de 2011

Límites I: La difícil Tarea de Poner Límites


Los límites, ese tema que siempre se nos aparece a los padres. En la escuela o jardín, conversando con otros padres, las abuelas que opinan… todos hablan de que “hay que ponerle límite a ese chico”. Todos opinan, pero… ¿qué es realmente poner un límite? Y más importante ¿cómo se pone un límite?

Puede parecer una obviedad, pero muchas veces no lo es. Un límite es marcar lo que no se puede, por ende también se marca que es lo que se puede. Es “estructurante”, decimos los psicólogos. Esto quiere decir que define un punto de partida para que se arme, se moldee, se construya las posibilidades de ser de un niño. Ahora bien, para poder ser parte de una sociedad, para ir al colegio, poder estudiar, trabajar, hay límites que son necesarios porque responden a códigos “más compartidos” y más generales. Son las normas sociales.  En este sentido, el adquirir los límites le permite al niño ir contando con las nociones básicas de criterios para manejarse en un mundo real.

Un niño, en principio, acepta un límite por amor. Por miedo de perder el amor de sus padres, acepta no hacer lo que tiene ganas cuando estos se lo piden. Cuando en ese pedido hay duda, es cuando el límite no se establece con claridad. En sí mismo, el límite no produce angustia, sino todo lo contrario, tranquiliza. Para ello, es necesario que no solo el pedido sea consistente y coherente (que no haya duda) sino que sea desde un lugar amoroso. Poner un límite es un acto de amor. Piensen cuando a un bebe se le dice “No” firmemente cuando quiere tocar el tomacorrientes. Uno no lo duda, y lo hace por amor, para cuidar a esa criatura. Es lo mismo con el resto de los límites. La diferencia está en la confianza y claridad que uno tiene en el límite que quiere imponer. Está claro el riesgo en el ejemplo del tomacorrientes, es algo específico y concreto con riesgo real e inmediato. Ahora, hay otras situaciones que no son tan estrictas….¿no?

¿Cómo poner un límite? No hay respuesta posible, ya que esto depende totalmente del estilo propio y del hijo. Hay que encontrar la manera personal de hacerlo. Tal vez sirva pensar que los límites no se imponen, también se transmiten.

Ser consistente. Los chicos ven a sus padres, los imitan, quieren ser como ellos, “se identifican” con ellos. “Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago” no tiene lugar.

Ser sinceros con uno mismo. Buscar límites con que uno se siente identificado. Sino un día se mantiene, al otro se deja transgredir, se va y se viene. Esto sí genera confusión en los chicos y cuando se los reta, no entienden. Y obviamente, no hacen caso. Esto también va para la firmeza. Si uno dice algo y “afloja” siempre, después no es creíble.

Los límites no solo se marcan con el no, con las restricciones. También se marcan habilitando. Se puede empezar con marcar los tiempos y lugares, desde chicos. Hay un lugar y un tiempo para jugar, para comer, para ver tele, para hacer las tareas, etc. Diferenciarlos y no hacer todo al mismo tiempo. Mostrar que las cosas no son absolutas. Esto no se puede, pero esto sí. Dar alternativas. No se puede pintar las paredes, pero ofrecer una gran cartulina para hacerlo.  

Autoridad y autoritarismo no son lo mismo. Si se recurren a “castigos”, estos jamás deben ser físicos. No ayudan a apropiarse del límite, sino que se hace caso por miedo al golpe. Además, destruyen la autoestima, básicamente los lastima en todos los niveles. Tampoco es conveniente generar un ambiente de miedo. La idea es desaprobar la conducta, no al niño. Decir “Eso está mal”, en lugar de “que malo que sos”.  Tener en cuenta que el castigo no ayuda a entender el límite, sino que lo para un rato. No amenazar con algo que no se puede cumplir.

La importancia de marcar lo positivo. Es mucho más efectivo marcar cuando el niño está haciendo bien las cosas que solo retar cuando no respeta los límites. De esta manera, el niño puede ver concretamente que es lo que se espera de él, se aumenta la autoestima, se alimenta una buena relación al mostrar orgullo. Otra opción en lugar de retar es mostrar la conducta que uno desea. En vez de “No grites”, decir “Habla en vos más baja.”

Ser claro. “Portáte bien”. ¿Qué quiere decir pórtate bien? Decirle a un niño pequeño esta frase es lo mismo que hablarle en chino mandarín. Hay que ser específico.  “No ensucies las paredes”, “Sentate en la mesa para comer” “Hablemos sin gritar”, etc.
No ser caprichosos, no imponer cosas porque sí. Escucharlos, darles un lugar en la toma de decisiones. Hacerlos participar. Esto reduce los “caprichos”.   


Lic. Lorena Estevez

miércoles, 17 de agosto de 2011

Sobre la Interpretación de los Sueños



Muchas cosas se imaginan sobre la interpretación de los sueños y poco se sabe sobre ello. Hay una fantasía general que si uno le cuenta un sueño a un psicólogo -en cualquier momento o lugar-, este puede decir lo que significa. Lamento decepcionar:
  • ®    La idea de los “diccionarios de sueños” es el heredero de la antigüedad en donde se pensaba que los sueños eran mensajes de los dioses, y que los oráculos eran los encargados de realizar la interpretación en donde cada elemento tiene una significación precisa y general. En esta línea, los sueños pueden predecir el futuro (oniromancia).
  • ®    Hoy en día, en internet por ejemplo, abundan estos diccionarios que indican un significado general y universal para cada elemento de los sueños, más allá de quien sea el soñante.
  • ®    En psicología, no todo psicólogo interpreta sueños.  La interpretación dentro de la psicología nace de la teoría psicoanalítica, y esta se basa en la singularidad del individuo.
  • ®    Como cada sueño es particular del sujeto, no hay un significado predeterminado por un tercero.
  • ®    Solo se puede interpretar dentro de un marco, el del análisis. Es algo específico que se da dentro del desarrollo de una relación entre el psicoanalista y su paciente.
  • ®    El que realmente hace el trabajo es el paciente/soñante con sus asociaciones, el psicoanalista es quien está para escuchar y en el mejor de los casos "ordena" lo que escucha. Freud (padre del psicoanálisis) lo comparaba con el trabajo del médico que recibe al niño cuando nace.
  • ®    No hay un significado específico. Muchas veces un mismo elemento tiene muchas significaciones que hasta pueden ser contradictorias.
  • ®    Hay elementos que pueden tener que ver con el simbolismo universal que se da en la cultura en que esta el soñante, pero tiene valor solo si es el soñante quien así lo relaciona. Si se sueña con una espada a algo alargado, no necesariamente significa algo fálico!!
  • ®    Muchas veces se componen de restos diurnos: personas o cosas que vimos, pensamos en los días previos.
  • ®    Sirven para descansar, para tramitar algún conflicto que tengamos, para fantasear con la realización de un deseo y también de deseos inconscientes.
  • ®    Lo “manifiesto” es el relato de lo que se soñó y el significado latente es lo que puede descifrarse con las asociaciones. Ahora si uno sueña con un amigo que en el sueño cumple la función de novio: no necesariamente quiere decir que se tienen sentimientos inconscientes hacia esa persona. Tal vez se trata de un amigo con quien hubo un distanciamiento, y comparte una característica especial con el novio, por ejemplo que usa bigotes, y que se lo vio por casualidad hace unos días. Tal vez, lo inconsciente no sean los sentimientos hacia el amigo, sino hacia el novio con el cual hubo un enojo que no pudo resolverse.
  • ®    Las pesadillas o sueños de angustia pueden tener que ver con que lo que se intenta tramitar o el deseo inconsciente (y reprimido) no está lo suficientemente desfigurado. Entonces se vuelve insoportable para uno. 
  • ®    Cuando se sueña un mismo sueño repetidamente, es que algo no termina de elaborarse, es decir, de resolverse. Pero por más que esos sueños parezcan idénticos, nunca lo son. Siempre hay algún elemento, por más mínimo que sea, que cambia.

En sí, los sueños son maravillosos porque permiten desplegar la fantasía, los deseos… y si bien son propios, son parte de un universo misterioso y desconocido.

viernes, 12 de agosto de 2011

Claves para Prepararse ante un Psicotecnico Laboral

Muchas veces, cuando un conocido -no psicólogo- tiene que enfrentarse a un psicotécnico para obtener un empleo me llama para que le diga cuales son las respuestas correctas. Es muy común la ansiedad que se presenta ante estas situaciones. En principio les aclaro: No hay respuestas correctas. A veces se enfrenta a la instancia del “psicotécnico” como un examen a aprobar o desaprobar. Cuando en realidad es verificar si un candidato coincide con el perfil de puesto que se está buscando, como así conocer algunas características del candidato como puede ser como se relaciona con la autoridad, o ante que tipo de estímulos mejor trabaja. Así suelo tranquilizar a los candidatos con algunos consejos.

*Una idea de lo que esperar. En general, la instancia del psicotécnico empieza por una pequeña entrevista donde te preguntaran superficialmente por tu vida personal y profesional. Es conveniente que no te niegues a contestar sobre tu vida personal, pero tampoco es para que cuentes TODO. Se claro y conciso. Después siguen los famosos test. Dependiendo del puesto a cubrir y del psicólogo se arma la batería de test. Pero en general, hay algunos que son tipo cuestionarios, otros de aptitudes (por ejemplo de inteligencia, de rapidez, de organización) y hay otros que son los denominados proyectivos que analizan la personalidad. Entre ellos están los que piden que realices un dibujo de algo, lo que te pides que te imagines algo y lo digas o escribas, y otros que te muestras dibujos o manchas y que hables sobre ellas. Escucha las consignas con atención.

*Sé sincero pero cauteloso. Ir con respuestas aprendidas no es beneficioso ya que no estás mostrando tus habilidades ni particularidades. Por ejemplo, dar las respuestas típicas en ciertos test puede dar la idea de una persona muy apegada a las normas, y para ciertos trabajos se busca creatividad, autonomía. Contestar de acuerdo a lo que uno cree que espera el otro tampoco es productivo. De esa manera mostraras dos caras: la que crees que debes mostrar y la que el psicólogo vaya descubriendo en las pruebas psicológicas, en el análisis que esta fuera de tu alcance. Y así el psicólogo tratará de interpretar esa incoherencia, llegando a una conclusión poco favorable de tu persona. Así que se sincero en las respuestas pero tampoco hables de más. Si te piden que cuentes una situación que tuviste, como por ejemplo una discusión con tu jefe, relata la situación lo más objetiva posible, la posición de ambos, tu justificación, cómo te manejaste, y cómo se resolvió, pero no hables mal del jefe o te vayas por las ramas contando todos los problemas que hayas tenido.

*Ir preparado. Revisar el cv. Poder explicar tiempos sin trabajar, elecciones de carrera, despidos. Buscar una forma de explicar resaltando lo positivo. Ej... Llevar pensado una presentación ante preguntas típicas como “Hábleme de usted” “¿Cómo es usted como trabajador?” o “Dígame 3 características negativas/positivas sobre usted”. Y buscar la manera que lo negativo transformarlo en un resultado positivo o mostrar como uno lo compensa. Por ejemplo decir que uno es obsesivo y por eso le dedica más tiempo a cada tarea así de esta forma se asegura de entregar informes precisos y sin errores, y que jamás tuvo que rehacer una tarea. O que uno tiene mala memoria, por eso lleva siempre una agenda en donde anota todo lo importante.

*No buscar las respuestas a los test más conocidos en internet. Los test más confiables tienen métodos para detectar simulación. Además hay test parecidos y en más de una ocasión un candidato empieza a contestar cómodamente  respuestas que corresponden a otro test. Por otra parte, y como se mencionó anteriormente, las respuestas típicas -que si bien no son malas- para ciertos trabajos, como mandos, creativos o que implican autonomía, no son convenientes.

*Ser seguro de uno mismo. No tener miedo a las respuestas que hay que dar. Dan cuenta de la riqueza y singularidad de cada uno. Saber que uno está preparado para el puesto y por lo tanto lo que el psicólogo va a averiguar es eso mismo. Pero saber ubicarse: se está en un ámbito laboral, por lo tanto cuidar las formas y contenidos como uno lo haría en la oficina. El evaluador es un psicólogo pero uno no está haciendo terapia con él.

*Encarar los test como uno suele encarar el trabajo. En última instancia de eso se trata: de ver como es uno como empleado. Si uno encara los “famosos” dibujos con desgano y para “sacárselos de encima” eso es lo que va a estar mostrando. Tomarse esta instancia como una tarea más que un jefe le solicita.

*Cuando uno no es contratado luego del psicotécnico, no tomarlo como un fracaso personal. Muchas veces, el psicotécnico define entre una terna de candidatos. Y no siempre significa que uno tiene un problema psicológico o que no es competente. Hay veces que el perfil de puesto no coincide con el propio. Por ejemplo, una persona puede estar muy preparada para ocupar un puesto, pero que tiene una modalidad independiente y que es capaz de tomar decisiones por si solo, pero el puesto para el que aplica tiene un jefe que no es capaz de permitir la autonomía de sus empleados. Por lo tanto, ese empleado no va a poder funcionar de la mejor manera con ese jefe. El psicólogo no solo busca el mejor candidato, sino trata que el empleo también sea adecuado para quien lo aplica. Es conveniente pedir una devolución del psicotécnico. A veces, los psicólogos dan una pequeña devolución al terminar la entrevista.

En definitiva, el psicotécnico no es un examen a aprobar, como puede ser un examen técnico. Es una instancia para demostrar las propias habilidades y herramientas con que se cuentan para encarar el trabajo. Así que ir con mucha confianza y seguridad y en definitiva… ser uno mismo.

jueves, 11 de agosto de 2011

Cuando consultar a un psicólogo

Cuando consultar:
®    Cuando hay depresión, ansiedad, fobias, trastornos alimenticios, impulsividad, obsesiones que obstaculizan la vida misma.
®    Cuando aparece un malestar en general, sensación de no ser feliz a pesar de no tener motivos para estar mal.
®    Cuando hay angustia frente a cambios vitales: egreso del secundario o facultad, duelos o pérdidas significativas, casamiento, separación, puerperio, crecimiento de los hijos. Son todas situaciones en donde las cosas tal cual las conocemos y con las cuales vivimos cambian, sin vuelta atrás. Normalmente, las podemos afrontar solos con los ajustes que cada uno va probando. Pero a veces, implica mucha angustia. Otras veces, se necesita un lugar específico para reordenar las ideas y reorganizarse. Y ese lugar puede ser la psicoterapia.
®Cuando existe algún conflicto, y no se encuentra la manera de resolverlo.
®Orientación vocacional, para pensar qué, dónde y cómo.
®En los niños, cuando hay problemas de aprendizaje por cuestiones emocionales, cuando no hay integración social, cuando el niño no juega.
®Cuando uno se da cuenta que recorre una y otra vez un mismo camino sin salida, ya sea mala elección de pareja, terminar toda relación de amistad o laboral en malos términos, o cualquier conducta que se repite y que no nos hace bien.
®    Cuando uno “ya no da más” o cuando se quiere hacer un cambio en el estilo de vida pero no se sabe por dónde empezar.
®    Y cualquier otro motivo por la cual una persona cree que hablar con un profesional la pueda ayudar.
®    Fundamentalmente cuando hay malestar, se sepa o no su causa, y se ha intentado un alivio por todos los medios propios sin tener resultados.

Lo importante: Solo funciona si el paciente es quien desea comprometerse con el proceso terapéutico.

Terapias: Existen muchas teorías y/o escuelas. Todas tienen sus ventajas y desventajas. Ninguna tiene la fórmula mágica para resolver los padecimientos.  Hay algunas que le sirven a algunas personas y a otros no. Pero sobre todo: Está comprobado que más allá de la orientación teórica del psicólogo, lo que hace efectiva la terapia es la relación entre el profesional y el paciente. Tiene que haber una confianza con el terapeuta, no siempre se da desde el inicio, sino que se construye. Pero hay un “feeling”, una cuestión de piel que el paciente tiene que sentir. Por eso, cuando consultes –sea a quien sea-, tomate unas entrevistas sin compromiso, y ves como te sentís. Pero una vez que empezas un proceso con un profesional, es mejor continuarlo y no dejar e ir a “probar con otro” cuando aparezca algo que no te gusta. En ese caso, es mejor hablarlo con el profesional. Para eso estamos. No nos vamos a ofender, ni a enojar. Sabemos que es parte de todo esto.

Con respecto a la terminación: A veces uno consulta, resuelve algo en pocas sesiones y listo. A veces toma un poco más. Y a veces el paciente va decidiendo seguir, más allá del problema original,  para resolver otras cuestiones o como lugar para trabajar y se continúa. Pero es el paciente quien lo decide.